miércoles, 15 de mayo de 2013

Snow Patrol.


You could be happy and I won't know,
But you weren't happy the day I watched you go.

And all the things that I wished I had not said
Are played in loops 'till it's madness in my head.

Is it too late to remind you how we were?
But not our last days of silence, screaming, blur.

Most of what I remember makes me sure
I should have stopped you from walking out the door

You could be happy, I hope you are.
You made me happier than I'd been by far.

Somehow everything I own smells of you,
And for the tiniest moment it's all not true

Do the things that you always wanted to
Without me there to hold you back, don't think, just do.

More than anything I want to see you, girl
Take a glorious bite out of the whole world.

jueves, 25 de abril de 2013

No sé.

Espero no ser la única persona que encuentra absurdo el hecho de que nos obliguen a escoger lo que queremos hacer el resto de nuestra vida en la que es, probablemente, la época en la que más cambiamos de un día para otro: la adolescencia.
Que a mí, con mis 15 años y un poquito me exijan que sepa lo que quiero hacer cuando tenga 24, me parece que no tiene sentido.
Mañana, la semana que viene, dentro de dos meses, o dentro de un tiempo probablemente no me guste como soy ahora. No me gustará ni el corte de pelo que llevo, ni mi estilo de vestir y, lo más probable, es que tampoco tenga las mismas metas.
Lo que hoy me puede gustar, el mes que viene me puede aburrir. 
Lo que nos están diciendo es que intentemos adivinar quiénes vamos a querer ser cuando cumplamos más años y empecemos la vida adulta-que es absurdo- ya que, como he dicho, mis gustos cambian según pasa el tiempo.
¿El resultado? Probablemente sea adultos trabajando en algo que no les guste, ya que la mayoría de la gente no tiene el mismo sueño durante toda su vida.
¿Las consecuencias de eso? Una sociedad infeliz, y una desdicha general.

Progreso.

Diría que he hecho progresos desde la última vez que me pasé por aquí.
Sigo teniendo esos días en los que es imposible levantarme de la cama, o en los que me cuesta sonreír. No soy totalmente feliz pero, lo prometo, estoy en ello.
He comprobado que si te propones algo de verdad, conseguirlo es fácil; una vez que te determinas a hacer algo ya estás a mitad de camino.
He visto como mi grupo de amistades ha disminuido por un lado y aumentado por el otro. Me he sentido fuera de lugar más veces de las que me gustaría admitir.
Hasta hace poco no he podido volver a encarrilar las cosas. Se podría decir que ahora estoy bien.
No hay mucho más que decir porque no ha pasado nada. Por lo menos nada que haya cambiado mi forma de ver la vida-aunque no lo parezca, sé que es maravillosa- y nada que me haya hecho especialmente desgraciada.

lunes, 1 de octubre de 2012

.

Creo que no entiendes muy bien lo que es huir de un sentimiento hasta que lo haces.
Sabes que está ahí, pero te niegas a hacerle caso.
Las cosas van mal. Y lo sabes. Porque en el fondo de ti, lo sientes.
Sueles pensar si las cosas han llegado a ir bien. Y la respuesta es un grande y absoluto "no".

sábado, 21 de julio de 2012

Mi particular fin.

Ni si quiera hizo falta un 1999 para darme cuenta de que todo se había acabado. Tu magia me cautivó al instante. Me enseñaste a crear incendios de nieve con una lupa apuntando a la luna. Hasta que se descontrolaron y se convirtieron en ventiscas. Ya no quedaba nada. Sólo dos seres volátiles que se arraigaron el uno en el otro durante una temporada.
Ya no romperíamos más ventanas, y el caos se convirtió en un arte que jamás volví a entender. Ya no grité más desde ese día en el que dijiste que no volverías más. Fue simple. Yo te amé demasiado, tú te asustaste. ¿Cómo voy a continuar?
Dicen que todo exceso vuelve, como un boomerang. Tú fuiste mi mayor exceso. La peor de las drogas, una droga que simplemente me hacía sentir bien. Sólo espero que podamos repetir esas conversaciones que nos mantenían despiertos hasta más de las tres. Pasábamos demasiadas horas en vela, hasta que ya no quedó nada que decir. Y en mis sábanas ya no hay rastro del ectoplasta, ese que te caracterizaba tanto.
Siempre nos cubrió el hielo de un silencio aterrador, y yo siempre terminaba por romperlo. Nunca tú. Callé a gritos que no quisieras bajar. 

Y cuando diga ya, te callarás. Así es el juego.

Sólo una última cosa más.

4.000 días después de aquel año obcecado, te dignaste a cumplir esa cita inaudible. Romperíamos ventanas, volvería a entender el caos, volveríamos a gritar. 

Nunca fue cierto el jamás.

Ya.